Historia del museo

En 1969, a la altura del actual número 231 de la Gran Via de Lluís Companys se descubría un espectacular mosaico perteneciente a la parte noble de una villa romana. El promotor de las obras, Enric Bardina, dio aviso al entonces Museo Arqueológico de Barcelona, que realizó una intervención arqueológica.

Tras muchas destrucciones de restos arqueológicos, propiciados por promotores de obras que no tuvieron la sensibilidad del sr. Bardina, entre finales de 1999 e inicios de 2000 la construcción de unos colectores en la calle Mn. Jacint Verdaguer demostraba que todavía quedaban restos del asentamiento romano, y en noviembre del año 2000 se descubría el edificio octogonal de Can Ferrerons, que tras varias intervenciones arqueológicas abría sus puertas a la visita pública como yacimiento visitable con en nombre de Museu Romà de Premià de Mar (2015).

En 2002 una intervención arqueológica en la pl. Dr. Ferran sacaba a la luz otra parte de la villa romana, la de la alfarería, que resultó ser la más antigua de todas ya que se remonta a inicios del siglo I aC. De esta forma sabemos que esta propiedad romana fue relativamente grande, con una extensión de 5,5 ha, y una cronología que va desde el 75 aC hasta el siglo VII dC, es decir, se trata de un espacio ocupado durante casi 700 años.

A partir del año 2017, y con la ayuda de subvenciones como las de los Fondos Europeos para el Desarrollo Regional (FEDER) y del Pla de Barris, se ha podido excavar lo que restaba del edificio y museizar los restos. La investigación arqueológica llevada a cabo a partir del estudio de los restos exhumados ha permitido averiguar una serie de elementos y hechos originales que la persona visitante podrá captar durante su visita a este singular edificio, levantado durante la Antigüedad Tardana, a principios del siglo V dC.